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El primer día de la semana, cada uno de ustedes guarde algo en su casa, atesorando en proporción a cómo esté prosperando, para que cuando yo llegue no haya entonces que levantar ofrendas. Cuando yo esté allí, enviaré a los que ustedes aprueben por cartas, para llevar su donativo a Jerusalén. Y si conviene que yo también vaya, ellos irán conmigo.

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